Nuestra Historia

Hola, mi nombre es Patricia Monges, soy madre de dos hermosos hijos, Camilo y Emiliano.
Mi vida ha estado marcada por desafíos profundos, pero también por la esperanza de construir un futuro mejor para mi familia y para quienes más lo necesitan.
En 2018, nuestra vida cambió para siempre. Durante unas vacaciones, el padre de mis hijos sufrió un trágico accidente: cayó por unas escaleras y se fracturó el cráneo. Tras una cirugía de emergencia y 13 días de hospitalización, fue dado de alta, pero con secuelas que afectaron su memoria y habilidades. A pesar de no ser imputada, su familia me culpó del accidente y me alejó de él, impidiendo que mis hijos y yo lo viéramos nuevamente. Han pasado casi 7 años de lucha, tristeza y dificultades económicas en un país azotado por una crisis profunda, atravesando la pandemia y criando a mis hijos sola.
En 2023, mi padre falleció repentinamente debido a un aneurisma. Su vida solitaria se complicó con la demencia, especialmente durante la pandemia, y su partida nos dejó un espacio que heredamos: una casa increíble donde pronto podremos vivir y que cuenta con dos locales que, con un poco de trabajo, pueden convertirse en un centro de apoyo para adultos mayores. Inicialmente, nuestra causa era recaudar fondos para comprar una casa, pero la herencia de mi padre nos ha dado la oportunidad de redirigir nuestros esfuerzos hacia un proyecto aún más significativo.
Este centro nace de mi deseo de transformar el dolor en algo positivo. Es un legado de amor, dedicado a mi padre y a todos los adultos mayores que merecen vivir con dignidad y cariño.